Lobito está decidido a transformar la academia de aventuras en una escuela embrujada para niños horripilantes. Pero para ello necesita la colaboración del fantasma del Tío Feroz. Sólo él podrá impartirles poderes fantasmagóricos a los alumnos. Lobito, con la ayuda de sus compañeros Malaliento y Chillón, se pone a la labor. Pero conseguir alumnos, convencer al tío Feroz de que colabore o encontrar una fiera salvaje que no se asuste por cualquier cosa son tareas difíciles o imposibles. Al final deciden fundar una agencia de detectives forestales y olvidarse de mansiones embrujadas.
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