En la inmensidad absoluta de la pampa argentina, la silueta del ombú se yergue como un peregrino errante, sabio y orgulloso. Sus raÃces se funden y expanden sobre la tierra como si buscaran aferrarse eternamente y declararle a todos que no existe ningún otro lugar en el mundo para ellas. Su madera fofa y gruesa acoge con delicadeza el juego de los niños. La serena sombra de su follaje invita al canto de los gauchos y, por supuesto, a la reflexión sobre la naturaleza, el paso de los dÃas y el siempre incierto destino.Para muchos, es un árbol mágico. Pero cómo todas las cosas maravillosas de este universo, su verdadera magia no radica tanto en lo evidente, como en lo que los ojos y el corazón de algunos privilegiados son capaces de percibir oculto tras la apariencia. Aquel era el caso de SofÃa Solanas de O'Dwyer, quien desde pequeña tuvo perfecta conciencia de este hecho. A la protectora figura del ombú habÃa confiado sus sueños infantiles, sus primeros deseos, el comienzo de su gran amor y, lamentablemente, también el inicio de su particular tragedia.Hija de un hacendado argentino y una católica irlandesa, SofÃa jamás pensó en que habrÃa un momento que tendrÃa que abandonar los campos de Santa Catalina. O quizás, simplemente, ante tanta ilusión y belleza, nunca pudo imaginar que su fuerte carácter la llevarÃa a cometer los errores más grandes de su vida.Como el ombú, SofÃa nunca quiso dejar su tierra. Junto al ombú, y después de largos años, SofÃa regresarÃa para poder recuperar la paz y cerrar los cÃrculos más tormentosos de su existencia. Todo lo que pudo ser y no fue. Todo aquello que aún la persigue. Las mil y una razones que dicta el corazón, para descubrir los viejos y nuevos caminos.
