«Creo en el EspÃritu Santo». El edificio entero de la fe cristiana depende de la confesión de esta verdad. No podemos creer en Dios Padre, ni en Jesús como MesÃas, Hijo de Dios y salvador del mundo, ni podemos, en último término, creer en la Iglesia, en los sacramentos o en la vida eterna sin creer, al mismo tiempo y con la misma fuerza, en el EspÃritu Santo.
¿Quién es este EspÃritu Santo, que pertenece al contenido mismo de la fe en Jesucristo?
¿Qué serÃan Dios, Jesús, el mundo... sin el EspÃritu Santo? ¿Y qué serÃa el hombre sin el soplo divino del EspÃritu? No es difÃcil imaginarlo: serÃa, triste y espantosamente, un hombre poco humano, por no decir inhumano, un animal voraz y violento. ¿Y qué serÃa la Iglesia sin su alma interior, el EspÃritu Santo, sin la silenciosa respiración de la santidad? SerÃa una institución humana entre tantas, y ni siquiera la más organizada ni eficaz. El profeta la asemejarÃa a un inmenso montón de esqueletos.
El EspÃritu Santo se infunde a sà mismo y se nos comunica como capacidad e impulso generoso para darnos a los hermanos.
FRANCESCO LAMBIASI (1947), consagrado obispo en 1999, ha sido asistente general de la Acción Católica Italiana (2001-2007) y presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe, el anuncio y la catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana (2000-2005). Obispo de Rimini desde el 15 de septiembre de 2007, monseñor Lambiasi tiene en su haber diversas publicaciones de carácter teológico y pastoral. En la Editorial Sal Terrae ha publicado El «Jesús de la historia»: vÃas de acceso.