Un relato fascinante que oscila entre la memoria y la confesión, y que trasciende el diario personal para convertirse en espejo de la realidad y el deseo de toda una generación.«Era el otoño de 1978; yo empezaba tercero de Derecho y España estaba estrenando su nueva identidad de paÃs democrático. Las manifestaciones, las barricadas de bancos y pupitres, el pegar carteles, asistir a asambleas, esconderse en los cines, correr delante de los grises? todo eso se acabó de la noche a la mañana. La democracia nos agradecÃa los servicios prestados, y ahà tenéis la puerta. Era como despertarse de una larga borrachera; hacÃa frÃo, no habÃa café y nos dolÃa la cabeza.» «En vez de elefantes rosa, revolución proletaria mundial y vacas voladoras, lo que tenÃamos delante eran aquellas palabras que hasta ese momento nos habÃamos echado alegremente a la espalda: futuro, empleo, dinero... De un dÃa para otro, en 1978, España y yo nos hicimos mayores.» BurguesÃa catalana e inmigrantes castellanos; la adoración de Francia y lo francés; una educación bajo el lema «Tenéis que ser señoras»; la universidad en la época de la muerte de Franco y la revolución sexual? Con Adolescencia en Barcelona hacia 1970 Laura Freixas hace un relato irónicamente ingenuo, que oscila entre la memoria y la confesión, y que trasciende lo personal para convertirse en espejo de la realidad y el deseo de toda una generación.